La Biblia nos habla con imágenes
Jesús el Cristo ; María su Madre y el Adversario |
La Biblia es el conjunto de 73 libritos que nos hablan de Dios. Bien sabemos que Dios es un misterio, que supera infinitamente nuestro conocimiento. Pero Dios se adelantó a facilitarnos el diálogo con él.
Por: ALFONSO LLANO ESCOBAR
7 de agosto de 2011
No podemos conocerlo directamente: se sale de nuestra órbita. Dios: el inmenso, el infinito, el que siempre ES; el que no está sujeto a las coordenadas de tiempo y espacio: el SER infinito "en quien vivimos nos movemos y existimos", Hechos 17,28. Sólo podemos aproximarnos remotamente a Dios por medio de imágenes. La imagen perfecta de Dios es Jesús-Hombre. Jesús es imagen visible de Dios invisible. Jesús le dijo a su apóstol: "Felipe, quien me ve a mí ve a Dios Padre", Juan 14,9. Jesús es Dios mismo en figura humana.
La Biblia nos habla de Dios por medio de imágenes. Las principales imágenes de que se vale la Biblia para revelarnos a Dios son: la metáfora, el símbolo, el mito, entre otros. Metáfora: es una figura literaria que consiste en trasladar el sentido conocido y directo, de un vocablo, a uno figurado y desconocido, en virtud de una comparación tácita. Así, el vocablo 'cordero', dicho del animal y de Jesús, nos revela el carácter redentor de la muerte de Jesús. La Biblia está llena de metáforas. Jesús le dice a la samaritana, ambos sentados en el brocal del pozo de Jacob: "Yo doy un agua pura que salta hasta la vida eterna", Jn 4,14, refiriéndose a la gracia que él da y que capacita al creyente para participar de la vida eterna de Dios. Los salmos hablan repetidamente del 'rostro' de Dios. Hablando con propiedad, Dios es espíritu y no tiene rostro.
Pero el salmista, con el vocablo 'rostro', nos quiere dar a entender la presencia íntima de Dios en la conciencia del justo. "Muéstrame tu rostro, Señor". "Como la cierva anhela las fuentes de agua, así mi alma anhela ver tu rostro, Señor", Salmo 42,3.
El símbolo: es una figura literaria que se vale de una imagen material conocida y pequeña para representar una grande, espiritual y desconocida. Por ejemplo, decir del mundo que es un reloj, es un símbolo muy elocuente. Así, Einstein dijo: "Todo reloj tiene su relojero; y el mundo es un reloj". La Biblia nos habla del Día del Señor; del Reino de Dios; de Jesús como el Juez de vivos y de muertos; del poder de Pedro como las llaves del Reino de los cielos; y así, de otros muchos símbolos.
Mito: es la narración de un hecho, no necesariamente histórico, que contiene un mensaje teológico o una lección moral. Un mito profano, por poner un ejemplo, es la historia ficticia de Pinocho, a quien le crecían las narices cuando decía mentiras. Es un mito muy eficaz para ilustrar a los niños acerca de las consecuencias funestas de la mentira. El mito es muy apto para revelar hechos primitivos que se escapan a la verificación científica por parte del lector. Así, los hechos primitivos de la creación, de que nos habla la Biblia en el Génesis, aunque en su momento se tomaron como históricos, hoy los biblistas nos dicen que no lo son, y han facilitado su interpretación para captar mensajes maravillosos de fe y de moral. Son mitos -ya hoy no nos asusta oír esta interpretación-, los primeros once capítulos del Génesis: la creación, nuestros primeros padres, la caída en pecado, figurada por comer la célebre manzana, el crimen de Caín que mata a su hermano Abel, el diluvio universal y otros más, son bellos mitos que conviene conservar y explicar a los niños, para sacar provecho.
Resumiendo: la Biblia nos habla de Dios valiéndose de imágenes como la metáfora, el símbolo y el mito. Una buena Biblia nos explica, al pie de página, el sentido de las principales imágenes.
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