El Celibato
Usted, querido papa Francisco, sabe muy bien que Jesús no impuso a sus apóstoles y discípulos el yugo del celibato.
Usted bien sabe que durante los primeros diez siglos los sacerdotes católicos se casaban. Solo el año 1074, el papa Gregorio VII, dados los abusos y escándalos de algunos sacerdotes, ordenó volver a la práctica del celibato, y que el papa Calixto II en el Concilio de Letrán, 1123, decretó el celibato como obligatorio para los sacerdotes católicos romanos. Sin olvidar que el clero ortodoxo, los luteranos alemanes y los cristianos anglicanos practican el mismo sacerdocio, compatible con el matrimonio cristiano.
No se ha agotado su misericordia, querido papa Francisco. Acuérdese de sus sacerdotes. Usted lo puede. Usted lo quiere. No se cierre, cuando le falta ya poco tiempo por delante. Usted lo debe manifestar como una prueba consumada de misericordia para con sus sacerdotes.
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